Alcanzar el sueño de la casa propia es posible


Convengamos que el hecho de poder llegar a adquirir la llamada "casa propia", ya sea comprar o construir, provoca emociones y sensaciones muy especiales.
Y esta movida está dentro de las decisiones que consideramos en nuestras vidas como "importante".
Podemos ampliar un poco el simple concepto de comprar una casa que, psicológicamente, pasa a ser nuestro refugio, nuestro "techo", una zona de comodidad, además de un lugar de encuentros y cobijo; para el que la habita y también para el que es bien recibido en ella.
También debemos saber que no pasa por ser un acontecimiento solamente económico o financiero. Va mas allá: es donde uno se asienta en un lugar y se vuelve parte de una comunidad y también de un entorno, que por supuesto, llena nuestras vidas.
En un mundo donde los compromisos se estiran cada vez más en el tiempo...El "sentar cabeza" puede tornarse algo intimidante. Por eso en la actualidad, el casamiento, el tener el primer hijo y tener la casa propia llegan cada vez mas tarde.
Cuando tomamos la decisión de comprar una casa (departamento) lo hacemos de manera racional, cuidadosa, teniendo en cuenta los elementos más relevantes; sin dar cabida a sentimentalismos o impulsos.
Pero...es realmente así? Por otro lado, que factores tenemos en cuenta en el momento de algo tan importante como la compra de una propiedad? Somos realmente conscientes de ellos?
Finalmente es una decisión dirigida por la racionalidad o por las emociones? Que preguntas no?
En el campo de la psicología moderna se puede deducir que la toma de decisiones responde más a lo que nos gustaría reconocer, es decir, al inconsciente.
Por los años setenta, los psicólogos Daniel Kahneman (que fue el ganador del premio nobel de economía) y Amos Tversky definían que la mente humana funciona no tanto de acuerdo a lo racional o lo estadísticamente conveniente, sino que se ve influenciada por lo que llaman "atajos" que no son inherentes y de los cuales no estamos al tanto, es decir, que no controlamos. Por ejemplo, a veces, las imágenes llegan a ejercer un poder inconsciente que finalmente influyen en nuestro comportamiento.
Tengamos en cuenta que la primera emoción que sentimos es la que prevalece, sin tener en cuenta la data que recibimos.
Es más, se justifica con lógica una decisión emocional que ya hemos tomado.
En esa primera impresión entran a jugar los sentidos; olores, tacto, etc. Y ahí pueden aparecer factores que pueden influir positiva o negativamente en nuestras ganas de comprar.
Existen tres sesgos o prejuicios que pueden ser determinantes
en la manera de influir sobre la decisión de comprar o no una casa.
El sesgo de la confirmación. 
Nuestro subconsciente tiende a reforzar aquello que inicialmente cree que es lo correcto
. Es decir que esa confirmación justificara las razones que podrían demostrar lo contrario. Por ejemplo: fuiste a ver un departamento determinado que te gustó por todos lados; dos días después volviste y te enteraste que tus vecinos son realmente problemáticos. Seguramente no le darás la misma importancia que si te hubieses enterado antes.
El sesgo de proximidad o accesibilidad.
Cuanto mayor es la frecuencia con la que uno está expuesto a un "producto" mayor será la sensación de "valor" que uno le asigne.

Las propiedades con mayor visibilidad tienen más chances de ser vendidas.
El sesgo de comparación o ajuste.
Generalmente  juzgamos una determinada casa en comparación a las últimas que hemos visto.

Es decir, que solemos comparar con lo más reciente que hemos visitado.
El hecho de volverse dueño, la sensación de estabilidad y permanencia además de status puede llevar a apurar la decisión. 
Tengamos en cuenta que al comprar una casa se compra también "un estilo de vida" y también "una imagen" ante el resto. Y cuanto más aspiracional sea la propiedad mas se está dispuesto a pagar por ello.
Pero sepamos que el afán por alcanzar un logro rápidamente puede quitarnos perspectiva.
Por eso la decisión de comprar una casa tiene muchas aristas y entran a jugar muchos factores de los que no estamos al tanto a nivel consciente; a nivel psicológico.
Sepamos entonces que no somos totalmente racionales e identifiquemos y corrijamos si son necesarias las maneras con que llevamos adelante tan importante decisión.
Por otro lado, que bueno sería que independiente de las emociones, los sentimientos y la decisión de comprar una propiedad se amplíen en nuestro país las posibilidades para miles de argentinos que necesitan "su casa propia".

Que así sea...

Seguí cuidándote.

Hasta la próxima!

Fuente       www.lanacion.com.ar